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miércoles, 26 de marzo de 2014

Aserrín eres y en aserrín te convertirás

Texto y fotos de Yuliana García

Lo que antes era el Bosque de San Juan de Aragón se está reduciendo a una breve arboleda. ES IMPRESIONATE, pero prácticamente ya no queda nada de aquel lugar en el que muchos de nosotros aprendimos a andar en bicicleta, a patinar o a jugar tochito.

Cientos de eucaliptos están siendo derribados justo en este momento. La razón, según las autoridades: están viejos, enfermos y llenos de plagas, por lo que apremia su devastación.

Desde 2008 se habían escuchado diversos rumores en torno a lo que ocurriría con este importante pulmón de la capital, que como muchos sabrán, se encontraba en total abandono.

Uno de ellos auguraba una fuerte inversión por parte del Gobierno del Distrito Federal para recuperar el balneario, los espacios verdes, la zona de convivencia infantil y salvar el fangoso lago que año con año es visitado por cientos de aves migratorias.

Otro de ellos, indicaba que, el plan, era más bien permitir la inversión privada para la construcción de un parque de diversiones. Lo cual traería consigo, la necesidad de talar cientos de árboles para construir, por ejemplo, un estacionamiento mucho más amplio y cómodo, para los  autos de los visitantes.

La realidad es que no hay claridad. Los planes y los argumentos se han mezclado y hoy en día se sabe lo que es visible. Lo que antes era el Bosque de San Juan de Aragón, se ha ido reduciendo a una brevísima arboleda.

Con una estrategia ambiental como bandera, un plan con razones económicas de peso está fraguando el fin de este bosque, anteponiendo las ganancias y dejando en último término el hábitat de ardillas, zanates y patos.


Según el Plan Maestro Bosque de San Juan de Aragón, que publica en su página la Secretaría del Medio Ambiente, gran parte de las instalaciones e infraestructura del bosque han cubierto su vida útil, lo cual motivó a la dependencia a acercarse a la Universidad Nacional Autónoma de México, para realizar en conjunto, un plan con visión ambiental, de largo plazo, que consolidara su carácter metropolitano y mejorara las condiciones de vida de la población visitante.

Desde el anuncio del proyecto en los medios de comunicación, se habían visto acciones casi mínimas.

Se construyó un invernadero, se pusieron algunos señalamientos (que por cierto, ya se encuentran en malas condiciones), y se creó un área más de juegos infantiles. 

Pero el bosque, abandonado, se había mantenido más o menos igual, siendo cada vez más, escenario de robos y otros actos atroces.

Sin embargo, hace unas semanas, los trabajos comenzaron a intensificarse de forma alarmante. Cientos de árboles han sido talados en un parpadeo. Se tirarán más de 700 y el avance ya es irreversible.

El Bosque de San Juan de Aragón, no solo es el segundo pulmón más importante de la ciudad.

En sus 162 hectáreas viven miles de especies vegetales y animales y es el sitio en el que a diario, decenas de deportistas entrenan en su circuito de cinco kilómetros. Es el lugar que cientos de familias eligen para escaparse, tomarse un saludable respiro y convivir el fin de semana con la naturaleza.

El Bosque de San Juan de Aragón es nuestra casa. Cuando yo voy me siento liviana, aliviada, feliz. 


¿Dejaremos que lo talen todo? Ni un eucalipto más. Queremos que el bosque siga siendo un bosque, y no una simple zona de arbolitos o un parque de diversiones.





















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