Texto y fotos de Yuliana García
Lo
que antes era el Bosque de San Juan de Aragón se está reduciendo a una breve
arboleda. ES IMPRESIONATE, pero prácticamente ya no queda nada de aquel lugar
en el que muchos de nosotros aprendimos a andar en bicicleta, a patinar o a jugar
tochito.
Cientos
de eucaliptos están siendo derribados justo en este momento. La razón, según
las autoridades: están viejos, enfermos y llenos de plagas, por lo que apremia
su devastación.
Desde
2008 se habían escuchado diversos rumores en torno a lo que ocurriría con este importante
pulmón de la capital, que como muchos sabrán, se encontraba en total abandono.
Uno
de ellos auguraba una fuerte inversión por parte del Gobierno del Distrito
Federal para recuperar el balneario, los espacios verdes, la zona de
convivencia infantil y salvar el fangoso lago que año con año es visitado por
cientos de aves migratorias.
Otro
de ellos, indicaba que, el plan, era más bien permitir la inversión privada
para la construcción de un parque de diversiones. Lo cual traería consigo, la
necesidad de talar cientos de árboles para construir, por ejemplo, un
estacionamiento mucho más amplio y cómodo, para los autos de los visitantes.
La
realidad es que no hay claridad. Los planes y los argumentos se han mezclado y
hoy en día se sabe lo que es visible. Lo que antes era el Bosque de San Juan de
Aragón, se ha ido reduciendo a una brevísima arboleda.
Con
una estrategia ambiental como bandera, un plan con razones económicas de peso está fraguando el fin de este bosque, anteponiendo las ganancias y dejando en
último término el hábitat de ardillas, zanates y patos.
Según
el Plan Maestro Bosque de San Juan de Aragón, que publica en su página la
Secretaría del Medio Ambiente, gran parte de las instalaciones e infraestructura del bosque han cubierto su vida útil, lo cual motivó a la
dependencia a acercarse a la Universidad Nacional Autónoma de México, para
realizar en conjunto, un plan con visión ambiental, de largo plazo, que
consolidara su carácter metropolitano y mejorara las condiciones de vida de la
población visitante.
Desde
el anuncio del proyecto en los medios de comunicación, se habían visto acciones casi mínimas.
Se
construyó un invernadero, se pusieron algunos señalamientos (que por cierto, ya
se encuentran en malas condiciones), y se creó un área más de juegos
infantiles.
Pero el bosque, abandonado, se había mantenido más o menos igual, siendo cada vez más, escenario de robos y otros actos atroces.
Sin
embargo, hace unas semanas, los trabajos comenzaron a intensificarse de forma
alarmante. Cientos de árboles han sido talados en un parpadeo. Se tirarán más
de 700 y el avance ya es irreversible.
El
Bosque de San Juan de Aragón, no solo es el segundo pulmón más importante de la
ciudad.
En
sus 162 hectáreas viven miles de especies vegetales y animales y es el sitio en
el que a diario, decenas de deportistas entrenan en su circuito de cinco kilómetros. Es el lugar que cientos de familias eligen para escaparse, tomarse
un saludable respiro y convivir el fin de semana con la naturaleza.
El
Bosque de San Juan de Aragón es nuestra casa. Cuando yo voy me siento liviana, aliviada, feliz.
¿Dejaremos
que lo talen todo? Ni un eucalipto más. Queremos que el bosque siga siendo un
bosque, y no una simple zona de arbolitos o un parque de diversiones.
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