México
ha dejado de ser un país bananero. México va directo al primer mundo. Ha
comprado su boleto y muy pronto todos estaremos ahí para presenciarlo. Para
saborear la gloria. Para poder corear a los cuatro vientos el ya famoso e
internacional “Eeeeeeeeeeh PUTO”.
Enrique
Peña Nieto no bromeaba al decirle al “Piojo” Herrera que estará en el séptimo
partido en Brasil, apoyando a la Selección Mexicana de Futbol.
El
Tri jugará la final de Brasil 2014. Y no es cosa que deba sorprendernos. Si lo
pensamos un poquito. Es lo menos que se puede exigir para recompensar a este
país por abrir el cofre de oro y compartirlo con las manos más poderosas del
mundo.
México
se lo merece. Y Enrique Peña Nieto lo sabe. Por ello su equipo ya se encargó de
hacer las negociaciones pertinentes. Su administración pasará a la historia. No
exactamente por todas las reformas que ha logrado, sino por las recompensas que
obtendrá “para el pueblo” gracias a esas reformas.
Y la
verdad. Es lo menos que un país como México puede obtener. Tras el saqueo. Tras
la repartición. Tras la condena que parece, será imposible revocar. Lo
merecemos.
Y
quizá no deseemos pedir más. Con una final nos conformaremos. Eso nos ayudará a
bebernos el brebaje que nos dará la capacidad de vivir la ilusión del
desarrollo. La ilusión de ese primer mundo tan osado. Por el que somos capaces
de aniquilar al “adversario” en la cancha, para dejarlo entrar luego por la
puerta grande.
El
futbol y la política (suspiro). Para ser parte de ambos se necesita estrategia.
Todos
al Ángel en 5, 4, 3, 2, 1… “Eeeeeeeeeeh
PUTO”. México está en cuartos de final.