No
hay nada que me excite más que la imagen de mí misma ante el espejo, tocándome,
acariciándome, probándome una y otra vez esa diminuta tanga que me compré para
tomarme unas fotografías y enviárselas a él por WhatsApp.
A
veces he pasado todo el fin de semana en ello. Subo el volumen de la música a
todo lo que dan las bocinas y me quedo ahí, frente a una fuente casi inagotable
de sol.
He
encontrado el paraíso en mi habitación. Había pasado por ahí muchísimas veces.
Me había retratado en ese rincón y había notado esa luz, pero había algo que no
se acomodaba como para hipnotizarme.
Un
día, mientras me desvestía frente a la ventana, noté que las ramas de los
árboles que alguna vez plantó mi abuela, estaban invadiendo el quicio
desvergonzadamente. Me emocioné muchísimo. Una brisa se coló y se me erizó la
puntita de los pezones.
Días
después me fui dando cuenta que las hojas se estaban acumulando como que a mi
favor. Noté que aunque dejaban atravesar la luz, filtrándola aún más deliciosamente,
hacían también de barrera anti vecinos morbosos.
¡Qué
chulada!, en mi propia habitación hallé el paraíso. Ese día el sol estaba
acaloradísimo. Apenas había pasado el mediodía. Apenas comenzaba a asomarse el
torrente energético que mucha falta le hacía a mi cuerpo.
Cerré
los ojos. Acomodé un sillón viejo de terciopelo rojo, que Fabiano había
rescatado una vez de un vecino de la Roma que quería enviarlo al basurero, y me
quedé un buen rato. A gusto. Riquísimo.
Me
trasladé a ese escenario en el que mis primas Artemisa y Diana, mi hermana y
yo, nos inventábamos nuestra playa, en el patio de la casa, los domingos, me
parece. Hacíamos nuestras maletas, las llenábamos de cremas y bronceadores y
nos juntábamos. Cada quién extendía su toalla donde más le parecía. Nos
embadurnábamos y ahí nos echábamos cual lagartijas en curiosos bañadores. Nunca
faltábamos y cada quien llevaba su propia sombrilla. El sol no quemaba,
complacía y jugueteaba con nosotras, escondiéndose, a veces.
…¿y si
lo hago de nuevo? ¿y si lo hago aquí, yo sola? Nadie puede verme. Desaté mi
vestido por el cuello y dejé que se escurriera por mis piernas. Ya hacía calor.
Saqué de entre mis perfumes un bronceador y me lo fui untando desde los
tobillos.
Siempre
he deseado quedar bronceada pareja, bien, tetas y culo. No me encanta que se me
dibuje el bikini y cada vez me los he ido comprando más pequeñitos, para
borrarlos. Mejor, sin calzones.
Me
quedé completamente desnuda, frente a la ventana. Brillantísima. Dorada. ¡Já!,
qué delicia! he encontrado el paraíso en mi habitación. Cerré los ojos de
nuevo. Seguí distribuyéndome por el cuerpo la olorosa crema veraniega y me
tendí horas, desnuda, dejando que el sol hiciera de las suyas.
Cuando
el sudor empezó a brotarme entre los poros fui a cambiar la música y reproduje
al menos tres veces Hawaii-bombay de
Mecano. Luego dejé su turno al silencio. Se escuchaba el murmullo de los
vecinos y los pájaros, cosa que se me hacía divertidísima. Mi playa en la
ciudad. Mi playa escondida, mi playa nudista.
Primero
me bronceé de frente y luego, las nalgas. Amo mi culo, tan redondito, tan
firme, tan joven, pero tan descolorido. Abrí los muslos para acomodarme a modo
que los rayos del sol lo penetraran, tiñéndolo delicadamente.
Me
mojé por completo. Al levantarme, un hilito de mi humedad se quedó impregnada
en el sillón. Reí. Cualquiera, moriría por estar conmigo en mi habitación, en
mi paraíso discreto, indecente. Pensé. Ahora ese será mi secreto y aún no sé
cuándo querré mostrárselo a alguien ¿a quién?
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Que chingón que tienes un blog, te seguiré, saludos!
ResponderEliminarEse es el mío! http://ojosenlospies.blogspot.mx/
Eliminar¡Sí caray! Por fin me animé. Muchas gracias por compartirme el tuyo. Ya lo estuve revisando. No sabía que había conductoras del Metrobús. O por lo menos no me había puesto a pensar en ello. :)
Eliminareso es muy excitante mija....Primero me bronceé de frente y luego, las nalgas. Amo mi culo, tan redondito, tan firme, tan joven, pero tan descolorido. Abrí los muslos para acomodarme a modo que los rayos del sol lo penetraran completo, tiñéndolo delicadamente. ....esto no tiene precio......por eso estas en mi escritorio
ResponderEliminarSaludos!
EliminarMuy bueno... Ya soy fan.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! :) :) :) Intensidad es lo que falta. Saludos.
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