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viernes, 8 de agosto de 2014

A mí no me cae bien Barack Obama

Barack Obama es uno de los hombres más poderosos de la orbe. O por lo menos, es la imagen que se reproduce frente a las cámaras de los canales estadounidenses más prestigiados. Y de los dueños del mundo.

Dicen que el globo terráqueo está controlado por unos cuantos. Y que entre los poderosos resalta agudamente el nombre de este presidente que ante nuestros ojos, es una muestra de tolerancia y de evolución.

Es cierto que la humanidad, poco a poco (muy lentamente) ha dado muestras de menos estupidez, por lo menos en algunos grupos de personas que han decidido aislarse de este juego de esclavitud infinita, arriesgándose a plantearse sus propias reglas y estrategia.

Pero en el fondo. En un fondo muy superficial, seguimos siendo simples mortales tratando de entender una misión inexistente, intentando hallar la fama, el glamour, el reconocimiento, la aprobación, todo, sin ser señalado… homogeneizándonos con el otro, desprendiéndonos de nuestro rostro, de la identidad, y si es necesario, del alma con gratuidad.

Imposibilitados para “triunfar”. Lógicamente. Confundidos de muchas formas para que en lugar de llegar a la comprensión y la plácida simbiosis con el atardecer, se pueda más bien enloquecer a temprana edad.

Perturbados. Bombardeados. Embobados con la falsedad de un mundo perfecto. Con la facilidad que les ha dado a los medios de comunicación hacerse de imponentes equipos para convertir la cobertura de noticias en un aparatoso rodaje que, ciñéndose al guión que ha escrito la historia del abuso y el poder, logra tomar de la realidad una pizca para convertirla en ficción.

Con el cinismo con el que los empresarios se adueñan de los adversarios construyendo imponentes monopolios. Con la desvergüenza con la que el periodismo se ha puesto en renta en todas sus modalidades, por medio de fieles mercenarios, amaestrados.

Atacados. Olvidados. Redimidos. Empeñados de por vida si es que queremos gozar de una vida digna…

Muertos. Antes de haber nacido. Condenados a una mente de suplicio alimentado solo con la energía que le dan pequeñas dosis de venenosos brebajes.

En esta realidad paralela que se nos presenta como verdadera ¿qué representa que una piel negra sea una de las piezas?

Una imagen. Poderosa. Impenetrable. Amable. Razonablemente acomodada por los estrategas económicos, por los desarrolladores de ciudades encimadas, los legisladores corruptos, por los controladores de las religiones, los programadores de videojuegos y los creadores de teléfonos inteligentes.

Cómo no lo van a escoger a él para seducir el reino de los intereses capitalistas, si ellos ya se dieron cuenta de que los líderes, para ser líderes, tienen que ser carismáticos y si se puede guapos (no importa cuál asnos o bárbaros).

Cómo no lo van a nombrar a él si es la fórmula. Y de ello se han dado cuenta hasta en el Vaticano, que tras la sustitución del rostro maligno de Benedicto por la del latino San Francisco… han logrado medianamente desdibujar las perversiones de uno de los negocios redondos de la humanidad, la Iglesia Católica.

Encendí el televisor la noche del pasado 19 de febrero y comencé a ver el show de siempre. El show noventero que recuerdo de la infancia. Los mismos noticieros tendenciosos. Musicalizados. Dramatizados. Editados.

Francisco Zea, que es uno de los periodistas a los que menos respeto, presentó en Cadena Tres (una tras otra) notas sobre la jornada trilateral en la que se tomaron fotos firmando millonarios tratos, los mandatarios de México, Estados Unidos y Canadá; Enrique Peña Nieto, Barack Obama y Stephen Harper, respectivamente.

Con glamour y pronunciando cada uno de los apellidos de los líderes del norte se dejó correr la cinta que hizo una cobertura total, del acontecimiento, de lo que nos vienen vendiendo como la foto que le dará un nuevo brío a México, lo que lo colocará junto a las cifras de inversión de los países del primer mundo.

Durante la serie informativa que abarcó más de 15 minutos se escucharon los nombres de Olegario Vázquez Raña, presidente de Grupo Empresarial Ángeles; Juan Beckmann, presidente del Grupo José Cuervo, y Alonso Ancira, presidente de Administración de Altos Hornos de México.

También los de Olegario Vázquez Aldir, director general de Grupo Empresarial Ángeles; Claudio X. González, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, y Miguel Alemán Velasco, presidente de Interjet.

Además de Guillermo Ortiz Martínez, presidente del Consejo de Administración de Grupo Financiero Banorte, y Eduardo Tricio, presidente de Grupo Lala.

Con bombo y platillo el “domesticado” periodista siguió la crónica de Atalo Mata Othón, quien detalló las curiosidades sobre la estancia en México de Barack Obama, la cual no superó las nueve horas.

Ahí está la verdadera cobertura, ceñida a las verdaderas intenciones de la televisora que por obviedad, tiene un profundo interés en quedar bien con la inversión extranjera, con los empresarios gringos que van a venir a invertir su dinerito, para ponernos rascacielos y atascarnos de emporios de comida rápida.

Ahí está todo el show. La Bestia, el tanque blindado que trasporta al líder económico más empoderado. Sus puertas anchas y sus asombrosos neumáticos… En fin, cualquier cosa puede alargar el reporte informativo.

¿Entonces? ¿Es buena onda este negrito carismático que nos llevará al primer mundo?

Sin cuestionamientos. Con una gran cobertura. Cadena Tres envía el mensaje deseado a los televidentes mexicanos. El país está viendo ya los primeros resultados de gobierno. La portada que le ha dado la revista Time a Peña, es apenas el comienzo de nuestro ingreso al primer mundo.

Así lo hacen también, por supuesto. Televisa y Tv Azteca.

Pensé. Qué mitote es este. Qué fácil es hacer que las cosas se vean como uno quiere que se vean, siempre gracias a la magia de la televisión.

Obama representa al país sistematizador por excelencia. Sus intereses, bien calculados a futuro, han causado la muerte de millones. Sus ambiciones han invadido tierras, contaminándolas, devastándolas. Sus malas intenciones han usado el circo, la maroma y el teatro para inventar razones bondadosas que hagan parecer necesarias sus acciones, incluso las de guerra

Por eso y más, Estados Unidos se identifica con las empresas en donde lo que importa son los números a su favor. En donde lo realmente vital no son los empleados ni sus sueldos, ni su calidad de vida, o si son infelices o no, sino toda la materia y energía que son capaces de generar en ocho (y si se puede, 10 o más) horas seguidas de trabajo.

El saqueo es su especialidad. El cine hollywoodense su fortaleza, siempre afianzando los estereotipos, los esquemas, el sueño, la ilusión, el debe ser… lo que uno debe poseer.

Apagué el televisor. No pude seguir el show. A mí no me cae bien Barack Obama. Ojalá pudiera elegirle los amigos a México. Ojalá pudiera hablar con él y hacerle ver sus prioridades. Hacerle consciente de su riqueza y autonomía. Su insensatez. Sus incoherentes actos.

¿Qué es México para EU? Un campo de concentración de mano de obra barata. Baratísima. La tierra en la que crecen estos hombres y donde son amaestrados. Campo de cultivo. Pero no solo eso. También es el paraíso de los retirados adinerados. 

México ha sido y sigue siento, el patio de atrás. Donde se mueven los negocios turbios. Donde se firman tratados que alargaran la existencia de las transnacionales más corruptas. La tierra de todos, y de nadie. El terreno más sencillo de dominar con imágenes atiborradas de ostentoso delirio. Por todo esto y mucha más, a mí me cae de la patada Barack Obama. 




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