Barack
Obama es uno de los hombres más poderosos de la orbe. O por lo menos, es la
imagen que se reproduce frente a las cámaras de los canales estadounidenses más
prestigiados. Y de los dueños del mundo.
Dicen
que el globo terráqueo está controlado por unos cuantos. Y que entre los
poderosos resalta agudamente el nombre de este presidente que ante nuestros
ojos, es una muestra de tolerancia y de evolución.
Es
cierto que la humanidad, poco a poco (muy lentamente) ha dado muestras de menos
estupidez, por lo menos en algunos grupos de personas que han decidido aislarse
de este juego de esclavitud infinita, arriesgándose a plantearse sus propias
reglas y estrategia.
Pero
en el fondo. En un fondo muy superficial, seguimos siendo simples mortales
tratando de entender una misión inexistente, intentando hallar la fama, el
glamour, el reconocimiento, la aprobación, todo, sin ser señalado… homogeneizándonos
con el otro, desprendiéndonos de nuestro rostro, de la identidad, y si es necesario,
del alma con gratuidad.
Imposibilitados
para “triunfar”. Lógicamente. Confundidos de muchas formas para que en lugar de
llegar a la comprensión y la plácida simbiosis con el atardecer, se pueda más
bien enloquecer a temprana edad.
Perturbados.
Bombardeados. Embobados con la falsedad de un mundo perfecto. Con la facilidad
que les ha dado a los medios de comunicación hacerse de imponentes equipos para
convertir la cobertura de noticias en un aparatoso rodaje que, ciñéndose al
guión que ha escrito la historia del abuso y el poder, logra tomar de la
realidad una pizca para convertirla en ficción.
Con
el cinismo con el que los empresarios se adueñan de los adversarios
construyendo imponentes monopolios. Con la desvergüenza con la que el
periodismo se ha puesto en renta en todas sus modalidades, por medio de fieles
mercenarios, amaestrados.
Atacados.
Olvidados. Redimidos. Empeñados de por vida si es que queremos gozar de una
vida digna…
Muertos.
Antes de haber nacido. Condenados a una mente de suplicio alimentado solo con
la energía que le dan pequeñas dosis de venenosos brebajes.
En
esta realidad paralela que se nos presenta como verdadera ¿qué representa que
una piel negra sea una de las piezas?
Una
imagen. Poderosa. Impenetrable. Amable. Razonablemente acomodada por los
estrategas económicos, por los desarrolladores de ciudades encimadas, los
legisladores corruptos, por los controladores de las religiones, los
programadores de videojuegos y los creadores de teléfonos inteligentes.
Cómo
no lo van a escoger a él para seducir el reino de los intereses capitalistas, si
ellos ya se dieron cuenta de que los líderes, para ser líderes, tienen que ser
carismáticos y si se puede guapos (no importa cuál asnos o bárbaros).
Cómo
no lo van a nombrar a él si es la fórmula. Y de ello se han dado cuenta hasta
en el Vaticano, que tras la sustitución del rostro maligno de Benedicto por la
del latino San Francisco… han logrado medianamente desdibujar las perversiones
de uno de los negocios redondos de la humanidad, la Iglesia Católica.
Encendí
el televisor la noche del pasado 19 de febrero y comencé a ver el show de
siempre. El show noventero que recuerdo de la infancia. Los mismos noticieros
tendenciosos. Musicalizados. Dramatizados. Editados.
Francisco
Zea, que es uno de los periodistas a los que menos respeto, presentó en Cadena
Tres (una tras otra) notas sobre la jornada trilateral en la que se tomaron
fotos firmando millonarios tratos, los mandatarios de México, Estados Unidos y
Canadá; Enrique Peña Nieto, Barack Obama y Stephen Harper, respectivamente.
Con
glamour y pronunciando cada uno de los apellidos de los líderes del norte se
dejó correr la cinta que hizo una cobertura total, del acontecimiento, de lo que
nos vienen vendiendo como la foto que le dará un nuevo brío a México, lo que lo
colocará junto a las cifras de inversión de los países del primer mundo.
Durante
la serie informativa que abarcó más de 15 minutos se escucharon los nombres de Olegario
Vázquez Raña, presidente de Grupo Empresarial Ángeles; Juan Beckmann, presidente
del Grupo José Cuervo, y Alonso Ancira, presidente de Administración de Altos
Hornos de México.
También
los de Olegario Vázquez Aldir, director general de Grupo Empresarial Ángeles;
Claudio X. González, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, y
Miguel Alemán Velasco, presidente de Interjet.
Además
de Guillermo Ortiz Martínez, presidente del Consejo de Administración de Grupo
Financiero Banorte, y Eduardo Tricio, presidente de Grupo Lala.
Con
bombo y platillo el “domesticado” periodista siguió la crónica de Atalo Mata
Othón, quien detalló las curiosidades sobre la estancia en México de Barack
Obama, la cual no superó las nueve horas.
Ahí
está la verdadera cobertura, ceñida a las verdaderas intenciones de la
televisora que por obviedad, tiene un profundo interés en quedar bien con la
inversión extranjera, con los empresarios gringos que van a venir a invertir su
dinerito, para ponernos rascacielos y atascarnos de emporios de comida rápida.
Ahí
está todo el show. La Bestia, el tanque blindado que trasporta al líder
económico más empoderado. Sus puertas anchas y sus asombrosos neumáticos… En
fin, cualquier cosa puede alargar el reporte informativo.
¿Entonces?
¿Es buena onda este negrito carismático que nos llevará al primer mundo?
Sin
cuestionamientos. Con una gran cobertura. Cadena Tres envía el mensaje deseado
a los televidentes mexicanos. El país está viendo ya los primeros resultados de
gobierno. La portada que le ha dado la revista Time a Peña, es apenas el
comienzo de nuestro ingreso al primer mundo.
Así
lo hacen también, por supuesto. Televisa y Tv Azteca.
Pensé.
Qué mitote es este. Qué fácil es hacer que las cosas se vean como uno quiere
que se vean, siempre gracias a la magia de la televisión.
Obama
representa al país sistematizador por excelencia. Sus intereses, bien
calculados a futuro, han causado la muerte de millones. Sus ambiciones han
invadido tierras, contaminándolas, devastándolas. Sus malas intenciones han
usado el circo, la maroma y el teatro para inventar razones bondadosas que
hagan parecer necesarias sus acciones, incluso las de guerra…
Por
eso y más, Estados Unidos se identifica con las empresas en donde lo que
importa son los números a su favor. En donde lo realmente vital no son los
empleados ni sus sueldos, ni su calidad de vida, o si son infelices o no, sino
toda la materia y energía que son capaces de generar en ocho (y si se puede, 10
o más) horas seguidas de trabajo.
El
saqueo es su especialidad. El cine hollywoodense su fortaleza, siempre
afianzando los estereotipos, los esquemas, el sueño, la ilusión, el debe ser…
lo que uno debe poseer.
Apagué
el televisor. No pude seguir el show. A mí no me cae bien Barack Obama. Ojalá
pudiera elegirle los amigos a México. Ojalá pudiera hablar con él y hacerle ver
sus prioridades. Hacerle consciente de su riqueza y autonomía. Su insensatez.
Sus incoherentes actos.
¿Qué
es México para EU? Un campo de concentración de mano de obra barata. Baratísima.
La tierra en la que crecen estos hombres y donde son amaestrados. Campo de
cultivo. Pero no solo eso. También es el paraíso de los retirados adinerados.
México
ha sido y sigue siento, el patio de atrás. Donde se mueven los negocios
turbios. Donde se firman tratados que alargaran la existencia de las
transnacionales más corruptas. La tierra de todos, y de nadie. El terreno más sencillo de dominar con imágenes atiborradas de ostentoso delirio. Por todo esto y mucha más, a mí me cae de la patada Barack Obama.
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