Las
fantasías son todo en la vida. Por lo menos en la mía. La capacidad de
imaginarlo todo, sentirlo, incluso sin llevarlo a cabo.
El
deseo arrastrado casi al clímax, con la excepción de que un obstáculo (casi
siempre) impedirá la conclusión del acto, haciéndolo así, aún más deseado.
Lejano, pero nunca inalcanzable.
El
reto es ya de por sí excitante. Acelera la presión cardiaca y enciende el
proceso de lubricación.
Las fantasías son todo en la vida que me he trazado hoy. Me encienden, me llevan al punto máximo de suspensión. Me permiten no sucumbir en el horror.
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